Permítanme ser la oveja negra esta vez, y defender una película a la que gran parte de la comunidad no le tiene aprecio.Y quizá se deba a un simple hecho, algo mínimo, pero que puede llegar a arruinar la experiencia: me estoy refiriendo a su nombre. Si tienen la valentía de olvidarse que la tercera y controversial parte de la franquicia no pertenece al mismo universo que el de Michael Myers, les aseguro que van a poder disfrutarla desde una perspectiva distinta.
En primer lugar, es una entrega que no se asemeja a las anteriores, tanto en su temática como en su realización (y, por supuesto, en el conflicto general de la trama). En segundo lugar, algunos de los personajes que vamos conociendo tienen un desarrollo más maduro que lo frecuente en este tipo de producciones; Tom Atkins sabe cómo sostener la historia entre las investigaciones que su personaje realiza mientras la música funciona como una amenaza. Nos hace caer en la cuenta de que estamos atrapados por la compañía que fabrica las máscaras todo el tiempo. Incluso, la forma en que tienen la compañía de vigilar a los ciudadanos nos crea una especie de paranoia constante (similar a la que podemos sentir en Body Snatchers, por dar un ejemplo), la sensación de estar capturados desde el comienzo del metraje continua en cada minuto. Esto se logra —principalmente— gracias al detalle de la música diegética del comercial de las máscaras, que se vuelve un elemento cotidiano más al emitirse en la mayoría de las escenas.
Llegado al tercer acto, la extravagancia comienza a surgir cuando se devela la identidad de los antagonistas. Este es un giro que nadie vio venir y que, en su momento, cuando vi la película por primera vez, me pareció un poco antinatural, en comparación con el resto de la historia. Hoy tengo una opinión más objetiva: si iban a hacer un desmadre, mejor hacerlo épico.
Más allá de las críticas devastadoras que recibió por no haber contado con “The Shape” haciendo una masacre, esta película, para mí, sigue siendo superior a otras entregas.
Solo resta recordar verla como una película que sucede fuera de la línea argumental que ha ido desarrollando la saga, como un universo paralelo, si se quiere; como una historia que podría accidentarse contra la obra de Carpenter… si existiera el Multiverso en la franquicia.